15.9.08

Concurso de pinchos en casa de Mónica


Para empezar bien el curso, cogiendo energías para las caminatas que vendrán después, y de paso conocer la nueva casa de Mónica y Pol, los componentes de "al pan pan y alpino pino" participamos en un concurso de pinchos.


Los participantes fueron:


Los "monjaldritos", que resultaron el pincho ganador. En su interior había una deliciosa mezcla de cecina, membrillo y cebolla caramelizada... Se me hace la boca agua sólo de pensarlo.






Los "soponcios", de inspiración hindú, eran una tortita rellena de arroz con mejillones, especias y "trazas de galleta". Muy exóticos.





El pincho más dulce ("volcán de sabores") se componía de una galleta en la base, una lámina de manzana y trozos de naranja y plátano. Todo ello, cubierto de chocolate y con una gominola de guinda ¿se puede pedir más?






Para pinchos con fundamento, las "palomas". Aunque la idea no es nueva, pues lo encontramos en cualquier bar salmantino, los ingredientes eran de importación y la presentación, inmejorable.







Las "delicias tropicales" no sólo estaban buenísimas, sino que decoraban la mesa y entretenían a los comensales manteniendo el equilibrio del ramillete de brochetas de piña con queso y jamón york. Además vinieron muy bien para "separar fases" y pasar del salado al dulce.






El "capricho campestre" consistía en una deliciosa empanada con un relleno muy sabroso.






Los anfitriones nos deleitaron con dos suculentas especialidades: los "frutos del mar" y los "pamplonicas".




Así de animado estaba el concurso:

8.5.08

Ruta de las cascadas (por fin)

Animados por el buen tiempo y con ganas de hacer una ruta que se nos resistía desde hace tiempo, Noemi y yo nos encaminamos hacia Santa Cruz del valle Urbión, localidad desde la que parte la ruta de las cascadas. La hicimos partiendo desde el punto inferior de los saltos de agua, es decir, culminando en el último salto (3ª cascada), donde al emprender la ascensión nos perdimos y hubo que volver atrás para retomar el camino. El descenso es mucho más progresivo y tal vez la ruta sea más entretenida de este modo, ya que ascendiendo desde el otro punto puede ser un camino un poco tedioso hasta llegar a las cascadas. Ahi van un par de fotillos

28.4.08

Ruta del nacedero (II)




No contentos con los resultados de la anterior salida, ya que no se completó la ruta y aprovechando el buen tiempo, nos encaminamos de nuevo hacia Pradoluengo con el objetivo de terminar la ruta del nacedero.

Esta vez salimos desde el otro extremo, cosa que recomendamos, puesto que la ascesión a partir del nacedero es durilla y tiene mucha inclinación, con lo cual al hacer la ruta en el sentido que pretendíamos en la anterior ocasión haría que esta zona fuese de descenso, y puede resultar peligroso.

Resulta emocionante llegar al nacedero y utilizar la taza que hay alli dispuesta para refrescarse el gaznate con un agua cristalina y fresca como pocas; hace falta, puesto que como hemos comentado, la ascesión a partir de ese punto es un poco complicada. Aunque merece la pena por el premio de un bocadillo justo en la mitad de la ruta, donde se halla una mesa con pequeños taburetes que posibilitan disfrutar de la comida en un entorno privilegiado.

El descenso hace que recuperemos los pasos del intento anterior, y vemos los cambios que se han producido en la naturaleza en poco tiempo: todo está más seco y las flores han surgido con fuerza.

25.4.08

Ruta del Nacedero



Con la llegada del buen tiempo 3 de los intrépidos componentes de Alpanpan... decidimos salir a pasear por la sierra. Nos dirigimos en coche hasta Pradoluengo y una vez allí aparcamos en la Plaza y caminamos hasta el fin del pueblo; allí comienzan 4 de las 5 rutas que salen de Pradoluengo. Nos decidimos por la más agreste, la llamada Ruta del Nacedero, y disfrutamos de un agradable paseo matutino con desniveles, repechos, vegetación profusa y aire puro. En la foto, dos de nuestros excursionistas hacen un alto en el camino para disfrutar de las vistas y de este ejemplar de haya tan hermoso.